COMENTARIO DE CARLOS NÚÑEZ CORTÉS (integrante de Les
Luthiers)
“Allá por la
década del 70, en un restaurante de Buenos Aires llamado El Caldero de la
Gorgona, un cuarteto vocal amenizaba el pantagruélico deglutir de los
comensales con canciones del romancero medieval español. El cuarteto se llamaba
Los Informales y entre sus integrantes se encontraba mi joven
hermana Mónica.
Mi
hermanita, además de cantar, mantenía una azarosa relación sentimental con el
tenor del grupo, un joven de mirada cándida, aguzado sentido del humor y cierta
tendencia a engordar, que no era otro que Sergio Dantí, súbdito catalán,
de profesión juglar y a la sazón de 25 años de edad.
Y fue así, y
en ese entonces, cuando lo conocí yo.
Desde un
principio me cautivó su humor fresco y original, su afición por los juegos de
palabras, y una extraña disposición para asombrarse con las cosas cotidianas.
Era de esos seres capaces de mirarse el ombligo y de reírse de sí mismos,
virtud escasísima en los tiempos que corren.
Un tiempo
después, Sergio se desmarcaba del cuarteto para intentar nuevos caminos en solitario.
Creo que de esa época es su disco Musiquitas. En ese trabajo,
además de crear la letra y la música de las canciones, Sergio las interpretó
desdoblándose en diferentes voces y personajes.
A mí me
llegó la grabación en un cassette con la imagen de un Sergio pirata, sombrero
de papel y espadita quebrada. Musiquitas fue adoptada de inmediato
por toda mi familia. El cassette nos acompañaba en los viajes largos en
auto, cantábamos a voz en cuello el trabalenguas de Constantinopla,
intentábamos -sin éxito- el Canon de los vendedores y
acompañábamos alegremente a nuestro amigo en la Canción del pie.
Mis hijos crecieron escuchando y disfrutando esas canciones pero luego, claro,
se fueron haciendo grandes y pronto se olvidaron de los trabalenguas, charquitos
de vereda y fábricas de nubes.
Asisto ahora
a la reedición de ese trabajo y mi corazón se colma de una extraña alegría.
Gracias
Sergio por refrescarnos la memoria. No dudamos que volverás a hacer feliz a
otra generación, la de los hijos de aquellos chicos que te escuchaban a finales
de los 70 “
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